Desmontando cuentos

Blancanieves

¡¡Oye!! La manía que le tengo yo al cuento de Blancanieves, tanta que ni quería escribir de él.

¿Por qué? Diréis, porque no se puede desmontar nada, es tan superficial que se cae por su propio peso.

A ver… vamos a darle una vuelta, sin pensarlo mucho porque no hace falta… una mujer que odia a otra porque es más guapa que ella, así, tal cual te lo digo. Y no es un odio cualquiera, no, es un odio a muerte y la señora no es una señora cualquiera, no, es su madrastra, qué manía con demonizar a las madrastras… pero bueno, ese es otro tema, seguimos…

Los Enanitos

Luego tenemos a los enanitos, que vaya telita con ellos, machistas de manual, que es como, mira, bonita, te vas a quedar aquí con nosotros limpiando y cocinando y a cambio nosotros te protegemos, ¿Proteger de qué? Por patas tenía que haber salido de esa casa Blancanieves… pero no, la muchacha, que sería muy guapa, pero tenía poca experiencia en el mundo laboral se queda tan contenta.

Perdona, Blancanieves… ¿limpiar y cocinar para siete personas, de lunes a domingo, sin librar ningún día, ni fines de semana ni vacaciones? No hay sueldo que pueda pagar eso y tú lo haces gratis ¿Pero de qué guindo te has caído, hija mía?

En fin, continuamos, porque aquí no termina la cosa, no, no, qué va… es que encima hay un príncipe…

El Príncipe

Ojito con los príncipes de los cuentos, ¡¡Madre mía!! Porque en esta época de Mari Castaña no se llevaba lo de la guillotina que si no… bueno, el caso es que aparece por arte de magia y se enamora de Blancanieves nada más verla, ¿Por qué? Pues por guapa, por qué si no, si no la conoce, por guapa y nada más.

Esta escena del cuento, en la que el príncipe conoce a Blancanieves es mi favorita, porque con esto ya se remata el cúmulo de circunstancias absurdas, veamos…allí está Blancanieves en una urna de cristal, de exposición, como en el Barrio Rojo de Ámsterdam, pero ya tumbada y sin farolillo rojo y llega el príncipe y le planta un morreo… ¿¿Cómo?? Pero tú, alma de cántaro, ¿a quién le has perdido permiso? Pero nada, todo tan normal, porque el príncipe, como es príncipe puede hacerlo que le dé la real gana y encima va y la despierta… Hola… perdona… me puedes dejar dormir un ratito más, por favor, que estaba agotada, esclavizada, todo el día trabajando sin parar para esta panda de enanos mineros, que tengo las manos destrozadas de tanto frotar porque no hay forma de sacar las manchas de carbón de la ropa y la espalda destrozada de tener que estar trabajando medio agachada en esta casa de mierda con los techos tan bajos… hombre, un poquito de por favor, y déjenme dormir…

Pero no, para cuando Blancanieves se quiere dar cuenta ya le han planificado la boda con el susodicho…

Fin ??

Así que mira Blancanieves, espabila… ármate de valor y nada a todos a tomar viento fresco, a la madrastra, a los enanos y al príncipe. Estudia, búscate un trabajo y disfruta de la vida todo lo que puedas… y en lugar de decir “vivieron felices y comieron perdices” di “a tomar por culo, aquí os quedáis con vuestro cuento”


Si tienes curiosidad por volver a leer el cuento original de Blancanieves, te lo dejo AQUÍ


Más cuentos ‘desmontados’:

Un comentario en «Blancanieves»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.